Cuando escribí el libro ignoraba por completo que un año después el mundo sufriría una pandemia que, además de dejar vidas y negocios por el camino, cambiaría las reglas de juego del mundo tal como lo conocíamos. Pero en esencia, el mensaje del libro se preserva intacto: necesitamos un nuevo estilo de liderazgo que sea capaz de balancear puntos de vista contradictorios y que respete todas las ideas mientras se trabaja en objetivos comunes. Un liderazgo colectivo en donde el mejor líder siempre se deje liderar.
Este mes de febrero se cumple un año de la publicación e inauguración de mi libro El Mejor Líder siempre se deja liderar. Cuando lo escribí ignoraba por completo que un año después el mundo sufriría una pandemia que, además de dejar vidas y negocios por el camino, cambiaría las reglas de juego del mundo tal como lo conocíamos. Es cierto que se viene hablando de destrucción creativa, disrupción, entornos VUCA y mundos aceleradamente cambiantes desde hace tiempo. Pero siempre lo hemos percibido desde la lejanía, como si no fuese con nosotros de forma directa. La pandemia ha cambiado esa perspectiva y todos nos hemos estrellado contra la pared realista del cambio.
Durante la presentación del libro, que tuvo lugar en el antiguo BBVA Open Space de la Plaza Santa Bárbara en Madrid, tuve el honor de contar con todos los prologantes del libro: Ricardo Jurado(CEO de BBVA NEXT TECHONOLOGIES), Adolfo Ramírez (Exdirector Adjunto del Grupo Santander), Javier Garzás (Profesor de la Universidad Rey Juan Carlos), Alejandra González (Presidenta de Gaela), Israel Alcázar (Co-fundador de Thinking With You), Pilar Roch (CEO de Ideas4all Innovation) y Roberto Rodríguez (Chief People Officer BBVA NEXT) que acudieron a la cita para hacer una mesa redonda y debatir los principales temas de liderazgo en ese momento. Ya el coronavirus estaba entre nosotros, pero seguíamos ignorando que se convertiría en una pandemia de las proporciones que terminó siendo.
La “mesa” estaba servida y conversamos sobre tres de los grandes trends que imperaban en el mundo pre-pandemia: el rol del liderazgo ejecutivo como transformador de las compañías y de la sociedad en el siglo XXI; la tecnología como eje transformador del liderazgo, de las compañías y de la sociedad; y, finalmente, el futuro del liderazgo en el siglo XXI y sus retos de cara a la desigualdad, los derechos humanos y el cambio climático. Todos siguen siendo relevantes en la actualidad post-pandémica, pero la prioridad y la urgencia dibujan ahora un panorama más complejo.
Eisenhower decía que lo importante era rara vez urgente y que lo urgente era rara vez importante. No en un mundo en pandemia. El liderazgo desde los gobiernos y desde las compañías debe estar enfocado en solventar los problemas del presente, gestionando la pandemia del coronavirus en un complicado trade-off entre salvar vidas y mantener la economía a flote hasta que las vacunas tengan efecto, mientras al mismo tiempo deben de pensar en el futuro, pues el mundo que encontraremos después de la pandemia será más digital, más desigual y menos global.
En términos de liderazgo geopolítico, el mundo post-pandemia parece que se debatirá entre la contradicción de colaborar con objetivos comunes mientras se compite por objetivos locales y se condenan acciones contra los derechos humanos. Es el caso de China como socio y enemigo poderoso e incómodo. Los países no tendrán más remedio que colaborar con ellos en asuntos relacionados con el cambio climático mientras deben maniobrar por competir en innovación, la guerra de tarifas y el posicionamiento continental. Y, al mismo tiempo, y en la misma medida, condenar el maltrato y abuso de los derechos humanos a las minorías musulmanas en territorio chino junto con otras atrocidades.
Por otro lado, en términos de liderazgo empresarial, las compañías tendrán que luchar por recuperarse de la pandemia mientras maniobran para no perder el tren de la innovación que ofrece una crisis tan disruptiva como la actual. Algo está empezando a cambiar en el entorno tecnológico y puede que re-dibuje el escenario económico y mundial de los negocios. Las grandes tecnológicas que representan $7.6trn del mercado americano parecen estar dejando de ser monopolios y es posible que en muy poco tiempo asistamos a un escenario Oligopolista. Esto representa oportunidades y amenazas a nivel mundial que los líderes tendrán que aprender a navegar.
La pandemia del coronavirus ha cambiado el significado del libro tanto como ha cambiado al propio mundo. Ha ampliado su perspectiva. En esencia, el mensaje se preserva intacto: necesitamos un nuevo estilo de liderazgo que sea capaz de balancear puntos de vista contradictorios y que respete todas las ideas mientras se trabaja en objetivos comunes. Un liderazgo colectivo en donde el mejor líder siempre se deje liderar. Hoy más que nunca.
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