Thomas Piketty, economista francés especializado en la desigualdad económica, publicó este 2019 una de sus mejores obras maestras de investigación titulada Capital e Ideología. Entre las más de 1000 páginas por las que se puede navegar el libro sobre el mundo de la desigualdad histórica desde 1300 D.C se esconde un mensaje importante: el progreso de los países en términos de igualdad y prosperidad no está ligada a los aspectos tecnológicos ni a los aspectos económicos, está ligada a la ideología y a la política.
No es descabellado extrapolar esta premisa al mundo de las Organizaciones. Tom Peters y Robert Warterman, por ejemplo, ya descubrieron 40 años atrás en su libro En la búsqueda de la excelencia que la ventaja competitiva de las compañías no estaba en la tecnología sino en la habilidad de las compañías para organizar y motivar a su talento humano. Descubrieron que era realmente cuestión de ideología corporativa, política empresarial y, ergo, cultura de organización. Y en 2018, Stephen Denning, un importante autor y pensador de liderazgo y management de origen australiano, lo ha vuelto a reafirmar en su libro The Age of Agile: la verdadera ventaja del siglo XXI no es cuestión de invertir en tecnología, es cuestión de liderazgo y cultura organizativa.
Piénsalo. ¿No contaron acaso BlackBerry y Nokia con los mismos medios que Apple para diseñar un smartphone? ¿Qué tecnología punta tuvo Google que no tuviese Yahoo!? ¿Qué gran tecnología tuvo Facebook a su alcance que no tuviese MySpace? La tecnología no ha sido la diferencia clave. La verdadera diferencia ha sido la forma en que organizan, promueven y motivan al talento en su organización. No en vano, las transformaciones culturales están en la agenda de todos los CEOs del mundo para la década 2020 de acuerdo a numerosos reportes de Think-Tanks a nivel mundial. También la prioridad de transformar culturalmente a las organizaciones aparece, por ejemplo, en las predicciones para el 2020 de la revista Economist. No es un cliché, es la verdad.
La verdadera ventaja competitiva en el siglo XXI no es cuestión de tecnología. Es cuestión de cultura organizativa.
Desde 2017 se ha venido invirtiendo a nivel mundial la no modesta cantidad 130 000 millones de dólares en consultoría de gestión del cambio, representando un 25 % de la inversión total en consultaría de gestión. Esta cantidad de dinero es equivalente al PIB anual —cantidad de bienes y servicios producidos en un año— de un país como Ucrania. Es muchísimo dinero. Sin embargo, según los últimos reportes sobre los resultados de los cambios culturales, estos no parecen estar funcionando. Los resultados son bastante malos y las empresas están perdiendo dinero con los cambios culturales. No porque no sea el camino correcto. Sino porque está mal planteado.
¿Cómo hacer una buena transformación cultural? ¿Cómo asegurar que esté en el ADN de tu compañía el cambio cultural continuo? ¿Cómo garantizar la ventaja competitiva en el siglo XXI?
Te lo cuento en mi libro El MEJOR LÍDER SIEMPRE SE DEJA LIDERAR que saldrá a la venta este próximo enero de 2020. Mientras tanto, puedes registrarte aquí para empezar a disfrutar de las ventajas de ser de los primeros lectores del libro.