Hace poco fui al cine y me vi obligado a salir de la sala. Aunque se pueda pensar que fue mi culpa, lo cierto es que sí. Pero no del todo: el sistema informático de ventas contribuyó a ello(…)
¿Cómo sucedió esto?
Primer acto
Un día antes de la función, cerca de las 10:30 pm, compramos en la página web del cine las entradas. Seleccionamos la película y pagamos.
Segundo acto
Al día siguiente, media hora antes de la función, cerca de las 9:30pm, usamos la máquina de canje de tickets. Es una interfaz muy sencilla de usar: se introduce la tarjeta de crédito/débito con la cual se ha efectuado la reserva e inmediatamente se imprime los billetes.
Tercer acto
Nos disponemos con billetes en mano a entrar en la zona donde se encuentran las salas. El empleado encargado de permitir la entrada muy amablemente nos revisa el billete y nos permite pasar.
Cuarto acto
Una vez ubicados en nuestros asientos de la sala que decía el billete, disfrutamos de los cortos previos a la función. Nuestra sorpresa comenzó cuando llegaron otras personas, reclamando con billete en mano, los asientos donde nos encontrábamos. Los billetes eran exactamente iguales ¿Error del Sistema? No si nos fijamos en la fecha: los nuestros, eran para la función del día anterior.
¿Fallo humano o fallo del sistema?
Yo creo que fue una concatenación de fallos del sistema con fallos humanos. Repasemos la lista de errores:
Sistema:
- Puede que haya gente que compre entradas media hora después de una función, pero ¿Tiene esto sentido? Yo creo que no. El sistema no debió haber permitido realizar la compra.
- ¿Debió haber impreso la máquina de tickets un billete vencido? Definitivamente no. Hubiese sido lógico que nos hubiese advertido del problema.
Humanos
- Una buena parte de la culpa fue mía por no seleccionar la fecha correcta. Quizá al estar pasada la hora de la función, lo lógico es que fuese para el día siguiente, y el subconsciente me traicionó. El selector de fechas por pestañas, tampoco contribuyó mucho a alertarme, ni siquiera advertí que existía.
- El empleado que permite la entrada al recinto de las salas debió haberse dado cuenta del problema y no permitirnos entrar. Quizá hace algunos años, una persona en ese puesto pudo haberlo hecho. Pero los empleados de hoy en día parecen confiar plenamente en la tecnología. Puede que para ellos ya esté en desuso la verificación de billetes.
Reflexiones finales
Lo cierto es que nuestras mentes se han acostumbrado tanto a la tecnología, que hacen un esfuerzo mínimo de validación de la realidad. ¿Hasta qué punto podemos confiar plenamente en la tecnología? ¿En qué medida quienes diseñamos los sistemas de información tecnológicos, somos responsables de estos comportamientos?
Y aquí la paradoja final:
Confiamos en sistemas supuestamente perfectos, hechos por humanos que son naturalmente desperfectos.