No es de extrañar que desde hace algún tiempo, quienes trabajan en la industria de la tecnología se vengan quejando del poco valor que se les da a nivel de empresa, sobre todo los programadores. Pero estas quejas no son recientes, ya desde 1972 personajes importantes del mundo tecnológico como Edsger Dijkstra hicieron notar como ya a mediados de la época de 1950, la profesión del programador era un actividad poca reconocida. [1]
No es sólo que la actividad del programador sea poco reconocida y valorada, así como substituible y de alta rotación en el tiempo: sino que además «pudiese dejar de existir». Muchos otros personajes, durante estos últimos cuarenta años, en obras como en [2] y [3] – entre muchas otras – intentaron vender que era posible hacer del desarrollo del software algo trivial, a través de herramientas CASE que permitieran la panacea de que los usuarios finales generaran modelos que se convertirían luego en sistemas, sin la participación de talento humano con los conocimientos técnicos pertinentes. El tiempo fue demostrando poco a poco, que tal hazaña no era posible, aunque como bien dice E. M. Jimenez en [4] : » éstas, son del tipo de ideas que con el tiempo se desinflan y caen en el olvido, aunque suelen cambiar de nombre y volver más tarde como algo completamente nuevo».
Y como una idea completamente nueva, han vuelto desde hace algunos años para quedarse dos conceptos sumamente peligrosos para el futuro de la ingeniería del Software: el Bodyshopping y Offshoring.
El Bodyshopping según [4]: se basa en la premisa de que la programación no es una tarea creativa, sino una labor mecánica, trivial e intensiva en mano de obra, que carece de valor agregado a la empresa y que por tanto sus actividades pueden ser cubiertas por recursos reemplazables, que no necesitan tomar decisiones. De esta manera, a través de las ETT (Empresas de Trabajo Temporal), la actividad de la ingeniería del software queda delegada a demanda y con muy alto nivel de rotación, bajo la falsa ventaja de «ahorro en costes estructurales», en un modelo de negocio agotado y en un mercado donde está más que comprobado que resulta absurdo competir en reducción de costes, en lugar de competir en calidad y productividad. – Véase La Meta de Eliyahu Goldratt –.
Aún mas alucinante, resulta el concepto del Offshoring, donde la idea es trasladar los trabajos de mano de obra intensiva a otro país –generalmente subdesarrollado – donde los costos productivos resulten más bajos. Vista la programación como una tarea trivial, no estratégica para la empresa, se ha vuelto una moda trasladarla a lugares de mano de obra barata en las mal llamadas «Fábricas de Software», donde con dicho nombre no se intenta ni disimular que aún se intenta ver la programación de software como Fábrica de Churros. Pero quizá la mayor atrocidad relacionada con este concepto, es que: como el Offshoring tiene como inconveniente el tema de las distancias, una solución mejor es la de traer la mano de obra barata hacia las empresas, dando lugar a hechos lamentables como los de albergar a trabajadores de países como la India dentro de barcos cercanos a la costa o en aguas internacionales, fuera de toda jurisdicción, para evitar obstáculos en materia de legislación laboral, en una conducta más propia de la colonia que del siglo XXI. – Véase por ejemplo http://www.sea-code.com – [4].
Luego de revisar este par de conceptos, cabe preguntarse: ¿De qué nos seguimos asombrando cuando leemos que tres de cada cuatro proyectos de TI fallan? , ¿De qué nos seguimos asombrando de que exista una crisis mundial?.
REFERENCIAS
[1] Edsger Dijkstra. The humble programmer (Turing Award Lecture). Communications of the ACM.
[2] James Martin y Clive Finkelstein. Information Engineering. Savant Institute.
[3] James Martin. Application Development Without Programmers. Prentice Hall.
[4] E. M. Jiménez. Ingeniería del Software Ágil. Bubok Publishing S.L.
Flipante lo del sea-code, me he quedado a cuadros !!!!!!
Muy buen articulo 😉
¡Muchas gracias Manolo!, lamentablemente es la realidad, y creo que son tan culpables quienes lo hacen, como los que nos quedamos sin hacer nada frente a este tipo de situaciones. Saludos.