Si no adoptas la filosofía ágil no tendrás éxito. Si usas los métodos tradicionales estás condenado al fracaso. Todas las afirmaciones anteriores no son verdad. Y no son verdad porque, estas afirmaciones, no son más que un conjunto de hipótesis válidas que buscan explicar una gran cantidad de hechos que no pueden comprobarse(…)
Para explicar este punto de vista, voy a servirme de una analogía que me resulta muy valiosa y que he extraído de [1]:
(…) La ley de la conservación de la energía, en física, por ejemplo, no es una verdad. Es simplemente una hipótesis válida para explicar una gran cantidad de hechos, que no pueden comprobarse, ya que ni siquiera su verificación en número infinito de casos demostraría su aplicación universal. Al mismo tiempo, bastaría solo un fenómeno que no pueda ser explicada por ella, para evidenciar su invalidez. Sin embargo, este hecho no disminuye el valor abstracto de la teoría, solo resalta la necesidad, e inclusive la existencia, de otra más válida. Tal es el caso de la misma ley que fue reemplazada por la más global y más válida de Einstein sobre la conservación de la energía y la masa. Esta tampoco debe considerarse «una verdad» en la misma medida en que la anterior no lo era. (…)
Creo que exactamente igual ocurre en este caso con las metodologías ágiles. Con ellas, se pueden explicar y abordar un conjunto de casos para la conducción de proyectos y de empresas que, las metodologías tradicionales no abordaban, que estaban fuera de sus límites. El hecho de responder con mayor rapidez y a menor coste a la validación de ideas de negocio y, de producir iteraciones e incrementos de valor en ciclos cortos, es una diferencia que resulta atractiva. Pero no nos confundamos. No todas las empresas se crean con la misma intención, el mismo mercado y los mismos objetivos. Así mismo, ningún proyecto por definición, es igual a otro.
Lo correcto, pues, es conocer en que medio nos movemos y cual es la herramienta necesaria bajo ese contexto. De lo contrario, se comenzarían a establecer falsas «verdades absolutas». Dejar atrás las metodologías tradicionales y usar enfoques ágiles no siempre es la solución. Por muy en boga que esté. Y es que el peligro con las modas, es que van generando matrices de opinión que de alguna forma convergen en «verdades absolutas». La agilidad parece no estar escapando de ello. Y ya sabemos a dónde conducen estos caminos.
¿No es, en definitiva, creer en verdades absolutas, una forma de estancamiento?
REFERENCIAS
[1] Goldratt, Eliyahu M. La Meta. (2009)