«Un mendigo sentado sobre un banco de oro». Así definió Giovanni Antonio Raimondi, un importante catedrático y filósofo italiano al país del Perú. Indudablemente, se pudiese extender esta frase a toda Latinoamérica, inclusive con el agregado de: Un mendigo sentado sobre un banco de oro y petróleo. Este artículo, no prentende conseguir una respuesta a la pregunta que más de uno que ha salido de Latinoamérica se habrá hecho: ¿Por qué Latinoamérica no progresa? Por el contrario, pretende extender y hacer eco de una reflexión que encuentra su cauce en la mayor de las contradicciones e ironías que confunden y a la vez, justifican.
Entendiendo a Latinoamérica como un conjunto, y pese a realidades como la de Chile y Brasil donde se ha venido notando un claro progreso, al menos económico –Brasil como séptima economía del mundo según el FMI¹– no es un misterio que actualmente Latinoamérica está estancada y sin progreso.
Quizás, tal como sugieren en [1], la pregunta inicial este planteada de forma incorrecta. Quizás si exista alguna forma de progreso, pero excesivamente lenta. Lo cierto, en todo caso, es que cuando se entra en el ámbito de las comparaciones y se realizan con respecto a Europa, por ejemplo, surge la necesidad de encontrar las razones base que expliquen la diferencia casi abismal en cuanto a factores de calidad de vida, seguridad social y desarrollo organizacional y urbano. Esto nos lleva a plantear las interrogantes siguientes: ¿Cuáles son los factores que distinguen el avance Europeo y el retraso Latinoamericano? ¿Factores culturales? ¿Factores políticos? ¿La suma de todos los anteriores? Las respuestas evidentemente no son triviales y mucho menos absolutas, pero se intentará a lo largo del texto, ir revelando y aportando datos al debate.
Culturalmente, para este artículo se tomará en cuenta un interesante estudio realizado por Geert Hofstede™ Cultural Dimensions en 2003 [2], en donde se exponen los factores culturales con base en cuatro importantes dimensiones: La Distancia de Poder (IDP), la cual representa la expectativa y aceptación por parte de los ciudadanos, de que los gobiernos sean quienes actúen en las desigualdades sociales y nivelen la distribución equitativa de la sociedad, expresando la diferencia y respeto por la jerarquía. El Individualismo(IDI), que presenta el grado de individualismo social o cohesión que presentan los grupos sociales para lograr metas y objetivos. La Prevención de la Incertidumbre (IPI), que muestra el grado en que las sociedades manejan la incertidumbre, sociedades cerradas o abiertas, emocionales o racionales. Por último, se encuentra la dimensión de Orientación a Largo Plazo (IOLP), que es el grado en que las acciones sociales buscan sustento a corto o largo plazo, ahorro y planificación Vs. reglas familiares y costumbres.²
Los resultados obtenidos en [2] contemplan que en Latinoamérica, el índice de Distancia de Poder (IDP) representa un promedio de más del 70% con respecto a un 50% en Europa. En el caso del índice de Individualismo(IDI), los resultados expresan menos del 30% para Latinoamérica frente a un 70% para Europa. El índice de la Prevención o miedo a la Incertidumbre (IPI) muestra casi un 50% por ciento para Latinoamérica, frente a un 62% en Europa. Por último, en cuanto a los resultados del índice de Orientación a Largo Plazo (IOPL), Latinoamérica presenta un 90% frente a un 80% en el continente Europeo.
Las conclusiones que se pueden tomar de este estudio revelan en primer lugar un importante y definitivo aspecto: Las sociedades latinoamericanas esperan a que los poderes políticos resuelvan el problema de desigualdad social y aceptan este hecho en mayor medida que las sociedades europeas. Casi una diferencia del 20%. Por otra parte, las sociedades latinoamericanas se manejan mejor bajo entornos de incertidumbre y resisten menos a evitarlas a diferencia de las sociedades europeas. En otro ámbito, las sociedades latinoamericanas son mucho más colectivas que las europeas, donde en esta última se observa mayor grado de respeto por las estructuras sociales e individualismo.
Esto, sin duda, deja abierto mayores interrogantes que las iniciales: ¿Es realmente perjudicial apuntar al colectivismo por encima del individualismo?¿Es dañino presentar acoplo y adaptación a la incertidumbre? Lo que si parece ser cierto, es que representa un gran obstáculo la configuración social latinoamericana, que espera a que el poder resuelva todos los problemas, en especial el de desigualdad, con la interpretación además aportada en [2] de que tanto las autoridades como los ciudadanos avalan este hecho. Este quizás, pareciera ser un hallazgo aparentemente interesante en cuanto al aspecto cultural se refiere.
En cuanto al factor Político, y de forma consecuente y alineada con los aspectos culturales expresados anteriormente, Vargas Llosa³ intenta dar respuesta a esta importante pregunta que se planteó desde el comienzo del artículo, en su libro «Rumbo a la Libertad» publicado en 2004 [3]. Este prestigioso autor expresa que la libertad individual nunca ha existido en América Latina, y culpa de la tragedia latinoamericana a la opresión representada por el corporativismo y mercantilismo de Estado, el privilegio, la transferencia de riqueza y las leyes politizadas.
La tesis principal del libro Rumbo a la libertad es que la inversión, la producción y el crecimiento son manifestaciones del desarrollo, no sus causas. Las causas del desarrollo –como bien lo han demostrado economistas como Peter Bauer– son la libertad individual (que incluye desde luego la libertad de comprar y vender, importar o exportar, lo que se quiera), el respeto a la propiedad privada, gobiernos limitados y el Estado de Derecho.
Así, los factores políticos han jugado un importante papel en el estancamiento de América Latina. Según [3], la historia política que se ha venido desarrollando tras la Segunda Guerra Mundial ha sido perjudicial para los intereses de la región bajo algunos argumentos importantes: El Nacionalismo Económico promovido por la Comisión económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), quienes achacaban las causas de la pobreza a injustos términos de intercambio y cuya solución pasó por proteger las industrias nacionales con altos aranceles, coutas de importación, controles de cambio y devaluación de la moneda, causando principalmente que los políticos comenzaran a ponerle a mano a las llamadas industrias básicas y estratégicas, como el petróleo, la electricidad, el teléfono, los minerales, la banca y la pesca entre otras; El despilfarro y deterioro paulatino de los servicios públicos nacionalizados, junto con la ineficiencia e incapacidad de las empresas estatales, sumado al costo de los monopolios y oligopolios privados obtenido por los buscadores de rentas a través de sus contactos políticos, arrasaron con las clases medias y volvieron a los pobres aún más dependientes de las dádivas gubernamentales, bajo la ya «rayada» justificación de hacer las cosas en nombre del pueblo, cuando en realidad estaban y siguen perjudicándolo; Por último, el argumento de que cuando el nacionalismo económico fracasó, la solución fue reemplazarlo por la aplicación del «neoliberalismo». Lo que según [3], causó que las élites ya afianzadas no quisieran perder ni poder ni rentas, lo que desembocó en que se aplicaran correcciones mas de forma que de fondo, y las privatizaciones traspasaron monopolios públicos a manos privadas en detrimento del consumidor y en desprestigio del capitalismo.
Por tanto, el atraso latinoamericano no resulta tan misterioso una vez que se examinan los hechos y se detectan las falsedades de la bulla constante de políticos y burócratas, aunado al hecho de que las sociedades Latinoamericanas esperan a que los poderes políticos resuelvan todos los problemas. Pareciera ser un problema de círculo vicioso, donde los políticos cometen fracasos enormes, difíciles de arreglar al largo plazo, mientras los pueblos siguen intentando intercambiar y creer en distintos bandos, siempre bajo la utópica espera de que algo cambie y que ese cambio venga de manos del poder.
De allí la analogía de que América Latina siga siendo un mendigo sentado sobre un banco de oro y petróleo, que siga con un crecimiento lento y poco desarrollo, a sabiendas, tanto por sus gobernantes como por sus pueblos que tienen un potencial en todos los sentidos, para que la historia fuese otra.
¹ El Fondo Monetario Internacional (FMI).
² Además de los índices expuestos en este artículo, en el estudio original se incluye el índice de participación de la mujer en la sociedad, el cual se excluyó por no ser objeto de estudio para esta reflexión.
³ Famoso escritor, periodista y premio Nóbel de nacionalidad Peruana.
Referencias
[1] http://www.peripecias.com/desarrollo/471AmericaLatinaProgreso.html
[2] http://www.geert-hofstede.com/index.shtml
[3] Llosa V. M .(2004).Rumbo a la Libertad.Editorial Planeta.