Existen movimientos que no se forjan sobre algo, sino en contra de algo. El Manifiesto Agile sin duda se ha forjado sobre algo. Sin embargo, en los últimos años existen muchas corrientes fanáticas que han tergiversado los verdaderos principios. Estas corrientes son el Agile Infantil, el agile que busca forjarse en contra de algo…
Existen movimientos que no se forjan sobre algo, sino en contra de algo, Este último, sin duda como fuerza mucho más poderosa y, por tanto, más peligrosa. Recordando el ya viejo y remoto Manifiesto Ágil —en el mundo tecnológico los años parecen ser siglos– y haciendo una relectura a conciencia, está más que claro que el manifiesto se forjó más bien sobre algo: dando prioridad a una serie de factores que los diecisiete de Utah decidieron podría mejorar el desarrollo del software. Pero siempre reconociendo la validez y la importancia sobre aquello en lo que se forjaron los ideales.
Con el devenir de los años y lo que estos trajeron desde aquel febrero de 2001 en Utah, se han creado todo tipo de tergiversaciones y maquinaciones en torno al manifiesto, muchas veces por nuestra propia ignorancia y muchas otras por intereses oportunistas que siempre están allí, acechando como buitres en busca de carroña.
La llegada de las tres famosas oleadas de Agile desde 2001 : Agile Team, Agile Scale y Business Agility, trajo, ha traído y sigue trayendo consigo una serie de conceptos y herramientas que bien han servido al mundo no solo de la tecnología, sino que además han demostrado ser útiles en el mundo de los negocios.
Pero junto con estas oleadas también han llegado —como no podía ser de otra forma— una serie de “profetas” que han tergiversado por completo los pilares más importantes de la esencia ágil. Unos movidos por sus propios intereses económicos (se ha hecho y se sigue haciendo mucho dinero en nombre de Agile) y otros, más bien por pura arrogancia y soberbia.
Muchos “profetas” inundan empresas con mensajes esperanzadores sobre cambios culturales y transformaciones digitales que, dentro de un juego de mera política, caen sin haber siquiera comenzado. Estos “profetas” que con cierto fanatismo llevan todo al extremo, conforman un Agile infantil que han entendido, o mejor dicho, malentendido el manifiesto Ágil como algo que se forjó en contra de algo y están causando más daños que beneficios. Dejando los proyectos de transformación como árboles partidos por un rayo que, pese a mantenerse en pie, están muertos por dentro.
Las personas que conforman el pensar del Agile infantil, como si de una deidad bañada con la verdad absoluta se tratase, y pasando por alto los mismísimos principios del coaching, intentan imponer un modelo que creen entender correcto para la organización. Su idealismo excesivo los ciega completamente. Los vuelve egoístas.
Tarde o temprano los idealistas maduran por las malas. Si no logran dejar atrás su idealismo, se vuelven hipócritas o ciegos. El Agile infantil opta por la ceguera y se obsesiona tanto con los defectos de la gestión de proyectos tradicional que piensa que quienes se oponen al cambio son unos dechados de virtudes y carentes sentido común. Pero realmente las imperfecciones de los modelos tradicionales no dicen nada a favor de Agile. Nada. Por ello los 17 de Utah en febrero de 2001 inteligentemente forjaron el manifiesto sobre algo y no contra algo.
El Agile infantil intenta adaptar la empresa a su metodología. No la metodología a la empresa. Aún carente de la visión estratégica y de la visión global, imponer su libro metodológico es mucho más importante. Y como buen movimiento que se forja en contra de algo, necesita un enemigo. Un enemigo como símbolo de lucha. Así, todo esfuerzo de cambio siempre va en una misma dirección: el micromanagement. A veces hasta parece un movimiento social sindicalista en contra de los altos mandos de la organización. Craso error. Esta es la capa empresarial más importante en un proceso de cambio cultural. Se está librando la batalla equivocada.
El Agile Infantil, además, asegura que su solución metodológica es la solución mágica para todos los problemas. La receta perfecta. Nada más lejos de la realidad: las mejoras son un juego de probabilidades, no una verdad absoluta y quienes digan lo contrario están yendo en contra de los principios Agile. Es solo una estrategia más de muchas posibles. No se debe caer en el error paradójico de hacer normas ISO de Agile y luchar a capa y espada contra todo aquel que se oponga. Agile se ideó para buscar consenso y paz, no para librar batallas perdidas.
Quienes están siempre en la búsqueda de una metodología, una herramienta, una forma de escalar, una técnica que convierta a la gestión de proyectos en algo trivial, se equivocan. Son parte del Agile Infantil. Está en las personas con cabeza, reconocer el realismo pragmático de que tal panacea no existe.
La batalla a librar, entonces, no debería de ser en contra de los pensamientos antiguos —que, dicho sea de paso, nos han traído a donde estamos hoy con cierto éxito— sino que debería de ser contra todos aquellos que imponen su pensamiento absolutista e infantil en los procesos de transformación. Esos son los verdaderos enemigos del cambio.
Esperemos que en el futuro emerjan equipos de apoyo a las empresas con ideas más sensatas, más orientadas al servicio y no a satisfacer los orgullos personales de quien encarnan los cambios empresariales en el actualidad. Y sobre todo, equipos que construyan sobre algo y no en contra de algo. Los procesos de cambio organizacionales son algo que nos trasciende, que quizá trasciende nuestras vidas. Y es que, por más extraño que parezca, realmente, somos los medios, no el fin.
Quizá haya que hacer un esfuerzo por salvar al Agilismo de los Agilistas.
Image: Pixabay, Creative Commons 2.0
Hola gerardo, que buen articulo, gracias a un amigo me tope con tu blog, que buenas reflexiones sobre el ser y el hacer.
un poco de feedback, usas en varios artículos la frase «craso error», que da al lector la impresión de verdad absoluta que buscas cambiar, luego de verla varias veces parece algo pretenciosa!!
Un abrazo
Camilo: Muchas gracias por leerme y por tus comentarios. Y gracias por tu feedback. Tienes toda la razón, no me había dado cuenta. Lo tendré en cuenta para próximos. 🙂
Un saludo y feliz semana.