Una de las actividades más complicadas y complejas que pueden existir es, desde luego, la dinámica de conformación de equipos. La diversidad de las personas y la complejidad inherente de sus interacciones, ponen sobre la mesa un reto en el cual no existen soluciones unívocas. ¿Cómo hacer equipos preparados para el éxito?
Pese a la complejidad que supone conformar equipos, existen oportunidades para intervenir de forma inteligente. Estas intervenciones inteligentes pasan por concebir estrategias que gestionen el sistema y sus límites, no a las personas. Y es realmente un reto conseguir que todas las aristas que conforman la estrategia para definir los límites —desde el número de personas adecuado, pasando por el establecimiento del entorno adecuado, hasta el hecho de configurar un propósito compartido—, se confabulen para mejorar las probabilidades de lograr un equipo exitoso.
Una de las aristas que conforman la estrategia para definir los límites que generalmente se olvida contemplar y que es clave para aumentar la probabilidad de lograr un equipo exitoso, es la correspondiente a la del diseño de la diversidad e inclusión en el equipo. La diversidad en edades, en ideas, en experiencia y en personalidades (por decir algunas) es garantía para el desarrollo de equipos que buscan alto rendimiento. Pero también es esta una actividad que debe hacerse con conciencia: al igual que cuando queremos colocar peces en una pecera, se debe garantizar que haya cierto grado de compatibilidad y que no se coman unos a otros.
El diseño de la diversidad e inclusión de un equipo se puede materializar a través de al menos dos filosofías muy distintas de conformación: la filosofía de conformación de equipos de élite(menos diversos e inclusivos) y la filosofía de conformación de equipos de excelencia(más diversos e inclusivos). Por supuesto con sus matices que, como es lógico, pueden surgir de cualquier generalización. Así, podemos hablar de equipos de élite y de equipos de excelencia como resultado de estas filosofías de conformación. Estudiemos ambos enfoques.
Los equipos de élite suelen generar entornos eficientes en el corto plazo, pero con mucha inestabilidad de cara al futuro. La identidad de estos equipos se ve siempre afectada por el contexto y lo único que les une es el objetivo de sobrevivir a cualquier precio. De hecho, solo el objetivo compartido de supervivencia los hace considerase como equipo y no como un grupo. Los integrantes suelen estar divididos entre perfiles agresivos o perfiles sumisos. El vasallaje impera y los espacios para la asertividad son bastante reducidos. El desprecio profesional y la conformación de élites a dos velocidades(los que saben y deciden y los que no) termina generalmente dominando el escenario. La presión y la competitividad absorben poco a poco el día a día del equipo.
En los equipos de excelencia, por el contrario, la competitividad se sustituye por el respeto y la presión por la motivación. Se buscar lograr un sistema de autogestión que valore la experiencia por encima de la autoridad y se trata de que el peso de liderar equipos no recaiga en un líder, sino en cada persona. La identidad del equipo, por tanto, es perdurable en el tiempo y el modelo de vasallaje es sustituido por un modelo de respeto y de toma de decisiones conjunta con liderazgo emergente. Suelen ser equipos asertivos y van a una velocidad en la que todos crecen en conjunto. Sin embargo, contrario a los equipos de élite, este tipo de equipos presentan un problema: producen beneficios en el largo plazo. No se puede crear un equipo de excelencia de la noche a la mañana. Por tanto exige paciencia. Y mucha.
Puedes ver una tabla comparativa de ambas filosofías con más criterios aquí.
Pese a que cada filosofía de conformación de equipos tiene sus ventajas y desventajas, lo cierto es que, elegir con cual de ellas quedarse, no pareciera un dilema muy complicado de resolver: muchos estudios concluyen que en los próximos tiempos solo aquellas compañías que promuevan la diversidad y la inclusión en todos los aspectos del negocio, estadísticamente tendrán un mejor rendimiento. Solo aquellas compañías que apuesten por la filosofía de conformación de equipos de excelencia, que apuesten por equipos de excelencia, podrán obtener una ventaja de valor frente a la competencia. La verdadera dificultad, entonces, podemos decir que subyace en la creación de un sistema en dónde proliferen estos equipos.
Desde el punto de vista de un sistema complejo adaptativo, organizar a un grupo de personas con ideas, objetivos, personalidades y comportamientos distintos y convertirlos en un equipo con visión y objetivos compartidos, requiere en primera instancia definir un entorno con reglas y restricciones claras que luego faciliten la auto-organización. Se trata de crear un habitad adecuado. Y en ese habitad, pese a que no podemos predecir el comportamiento que tendrán las personas durante el proceso de conformación, si que podemos intervenir inteligentemente colocando límites mientras emerge la identidad del equipo. Y la identidad de un equipo es, en buena medida, esa suma invisible de todos aquellos “malos comportamientos” que no son tolerados y todos aquellos “buenos comportamientos” que son impulsados.
Simplemente hagamos la suma visible para todos. Ni más, ni menos.
¿Estás haciendo la suma visible? ¿En cuál dirección? ¿De élite o de excelencia?
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