—¿Cuánto y para cuándo? —pregunta el cliente —Necesito un estimado del proyecto para ver si puedo aceptar el riesgo.
—Permítame que le explique algo sobre la forma ágil en que trabajamos y que le mencioné— Dice el consultor encargado, y a continuación le explica al cliente:(…)
—Nosotros usamos el enfoque #NoEstimates. Vamos realizando iteraciones e incrementos en función del dinero que haya disponible. Las iteraciones son fijas, cada tres semanas. Cada una de ellas va mejorando el producto a su medida, pues usted siempre puede realizar los cambios que desee. Nosotros no estimamos, desarrollamos un conjunto razonable de funcionalidades por cada iteración. Nuestra idea es colaborar con el cliente mas allá de negociar un contrato.
—Eso está muy bien— contesta el cliente—. Pero yo necesito saber un aproximado de cuanto puede costarme el proyecto a largo plazo. Necesito saber, ahora mismo, si invierto en este proyecto o coloco el dinero que tengo presupuestado en la bolsa. Necesito conocer un aproximado de mis coste de oportunidad. ¿Cuánto y para cuándo?
La filosofía de No Estimar – #NoEstimates por su hasthag de twitter – según la he comprendido, plantea que el enfoque en pequeñas iteraciones que sugiere las metodologías ágiles, elimina la necesidad de realizar estimaciones[1]. Así, simplemente iterando en pequeñas partes y durante el tiempo que el cliente considere necesario –también en función del presupuesto – se va desarrollando el proyecto. De esta forma, según [1], se entrega valor de negocio real.
En numerosos artículos escritos por Woody Zuill y Neil Killick, dos de sus más sonados vocales del movimiento, nos cuentan acerca de como han aplicado el concepto y además se puede comprobar como han madurado la idea a lo largo del tiempo. Aunque en términos generales, resulta loable y muy sano cuestionar todo los que hacemos y pensamos(sea cual sea el supuesto y su soporte), creo que no es correcto absolutizar lo relativo ni relativizar lo absoluto. Esto es algo muy común cuando se quiere generar ideas de contraste, de disitinas corrientes, y que solo contemplan una solución como lo contrario o, peor aún, como la negación de su otra alternativa.
Si bien el planteamiento que realizan resulta interesante, creo que puede ser útil tomar en cuenta las siguientes consideraciones:
El nombre del movimiento es contraproducente
En una primera aproximación, durante la navegación del concepto, resulta un poco contradictorio que el nombre del movimiento – #NoEstimates – no concuerde con lo que realmente se desea trasmitir. Como ha dicho Neil Killick en [2]: “El concepto no se trata de No estimar en la absoluto, se trata de buscar alternativas”. La predisposición inicial que genera este nombre ya acuñado, y muy difícil de cambiar, hará que en un primero momento, muchas personas se muestren reacias a leerlo. Es como si la teoría de la relatividad se hubiese llamado NoNewton.
Se absolutiza algo que es relativo por naturaleza
Pese a que la idea cuenta con muchos casos de éxito en la vida real [3], no debe de ninguna manera absolutizarse. Está más que demostrado que ningún proyecto es igual a otro y que por tanto, las prácticas que se apliquen a uno en particular, no tiene porqué dar el mismo resultado en todos. Esto es un error que se comete constantemente: pensar que nuestras soluciones son la respuesta a todo un abanico de problemas diversos que hay en el mundo. Es necesario delimitar nuestras soluciones de valor en un conjunto de condiciones válidas para su ejecución y dejar de lado –aunque a veces sea difícil– los radicalismos. No es lo mismo, por ejemplo, realizar un proyecto de software de contabilidad en una empresa que ya ha realizado este tipo de proyectos previamente(donde el nivel de incertidumbre suele ser bajo), que un proyecto de análisis de redes sociales con algoritmos genéticos en una startup.
La agilidad no habla sobre estimaciones
A raíz de este movimiento, se puede llegar a pensar que no realizar estimaciones forma parte de la filosofía ágil. Nada más lejos realidad. El manifiesto ágil en ningún momento habla acerca de las estimaciones. Podemos hacer usos de estas metodologías usemos estimaciones o no.
¿De quién es el dinero? ¿De quién es la decisión?
Tal como menciona Glen. B. Alleman en [4], no es correcto preguntar el valor de las estimaciones a quienes realizan el trabajo, se debe preguntar a quienes pagan por el. Especialmente para los casos donde el dinero del proyecto no es nuestro. Por tanto, es el cliente y los stakeholders quienes en último momento deben decidir: ¿Vale la pena el riesgo de no estimar?
Mas allá de si se desea elegir un camino u otro, es fundamental comprender las razones por los cuales se realiza la selección. En mi opinión, resulta sumamente importante estimar el esfuerzo que requiere una determinada actividad para ver si compensa ser realizada, más cuando estamos jugando con dinero que no es nuestro. Pero estas estimaciones no deben concebirse como el acto de adivinar en una bola de cristal el futuro.
Estimar no es predecir, estimar tiene un propósito más humilde: reducir la incertidumbre.
REFERENCIAS
[1] http://zuill.us/WoodyZuill/
[2] http://neilkillick.com/2013/06/15/chris-chapman-interviews-me-about-noestimates/
[3] http://neilkillick.com/2013/11/01/noestimates-puzzle-experiment-in-melbourne/
[4] http://herdingcats.typepad.com/my_weblog/
Crédito de las imágenes
Portada: streamishmc, por Guerrilla Futures y Jason Tester