Desde prohibir que te desplaces mientras las autoridades tienen tu ubicación en tiempo real hasta pedirte que lidies tu con tu propia suerte. La Crisis del Coronavirus está poniendo a prueba muchas formas de liderar. ¿Cuál será la mejor?
La crisis del Coronavirus y la necesidad de actuar rápido para disminuir la tasa de contagio está poniendo a prueba a más de cientos de miles de sistema inmunes alrededor del mundo, a los sistemas sanitarios de casi 100 países y, sobre todo, esta poniendo a prueba los estilos de liderazgo de los gobiernos a nivel mundial. De momento, el 97% de los casos solo se concentran en cuatro países [1]. El resto del mundo está a tiempo de aprender y mejorar.
El primer gran dilema que enfrentan los gobiernos tiene que ver con el enfoque de transparencia. ¿Perseguir e informar todos los casos o sólo concentrarse en los más críticos de la fase de contención? Algunos modelos predicen que en muchos países hay al menos el doble de contagiados sin detectar[2]. Y en función de lo que se decida, hay consecuencias económicas graves (se estima que el impacto del virus hará retroceder la economía global entre 0.3 y 0.7 puntos porcentuales). Los países como Italia y Corea del Sur con reportes de cifras altas de contagio ven paralizadas sus actividades económicas locales y globales de forma considerable, mientras que los que deciden “ignorar” casos no relevantes y tienen mejores cifras, muestran de momento menor impacto. Corea del Sur, por ejemplo, ha hecho más de 100.000 tests. Estados Unidos ha hecho menos de 500 [3].
El segundo dilema tiene que ver con el enfoque de intervención de los gobiernos: ¿Aplicar medidas draconianas de aislamiento de ciudades o dejar en manos de los ciudadanos el auto-aislarse si sospechan de los síntomas? ¿Invadir la privacidad de la gente?¿Acompañar a las empresas y a los negocios con ayudas económicas o no? ¿Financiar e inyectar capital para suavizar los efectos de los ciudadanos que no pueden ir a trabajar? Al igual que en el dilema anterior, la decisión puede acarrear consecuencias económicas y el desgaste de la opinión pública. Muchas democracias de occidente simplemente no pueden permitirse medidas autoritarias como las de China o Singapur que parecen estar dando resultado.
En un análisis totalmente especulativo y con base en la información que se ha hecho pública de cómo han procedido hasta ahora los países, pudiéramos dibujar el siguiente esquema:
Por un lado, están países como China y Rusia cuyo estilo de liderazgo para contener el virus es autoritario y con un grado importante de opacidad: cierre de fronteras, aislamiento de ciudades y uso de la tecnología (sobre todo en el caso de China) de forma claramente invasiva. Es un enfoque que parece estar dando resultados: en China se reportaron 3887 casos nuevos el 4 de febrero, un mes después, solo se reportaron 139[4]. La pregunta es a qué coste económico y, sobre todo, humano.
En una línea distinta en cuanto a lo que la transparencia se refiere, están los casos de Corea del Sur y de Singapur. Son enfoques autoritarios, pero con un buen nivel de transparencia. En Corea del Sur, por ejemplo, las autoridades hablan con la prensa dos veces al día, ofrecen los detalles completos de las personas que resultan muertas y tienen una plataforma pública en donde colocan todos los lugares en donde han estado las personas infectadas para que puedan evitarse . Acciones como éstas requieren de un buen nivel de confianza de los ciudadanos en sus autoridades. Y efectivamente lo tienen[5]. En estos países, el enfoque parece estar dando, de momento, buenos resultados y a un coste económico razonable. Ambos países han acompañado sus medidas de paquetes económicos (Singapur por ejemplo ha puesto 4 mil millones de dólares) para suavizar los impactos y para garantizar que los trabajadores no pierdan sus sueldos en caso de cuarentena.
En un enfoque intermedio podríamos ubicar a Europa (exceptuando el caso especial de Italia). Europa hasta el momento parece inclinarse por un enfoque poco invasivo y de intervención solo cuando se requiere. Y es de notar que han permanecido fieles a sus valores al por ejemplo no cerrar el espacio Schengen. Aun es pronto para saber los resultados de este enfoque, de momento parecen controlar la contención del virus. El caso de Italia es distinto y en los últimos días parece estar adoptando medidas de aislamiento más orientadas al autoritarismo producto de la velocidad con la que se está propagando el virus. También ha creado un fondo de 4 mil millones de dólares para hacer frente e intentar aliviar el impacto económico. No es de extrañar que, si otros países de Europa se ven en la misma situación, apliquen medida similares.
Por último, están los enfoques como el de Irán y Estados Unidos. De momento parecen estar inclinados por la opacidad y pasividad. En EEUU no se están aplicando controles ni medidas y el gobierno optó por la estrategia de no reconocer la gravedad de la pandemia en un primer momento. Esto puede pasar una importante factura de cara al futuro: en una población sin controles un solo caso puede, en principio, generar 3000 casos futuros en seis semanas de acuerdo a varios modelos predictivos [6]. Es cierto que quizá a EEUU le preocupe menos un colapso del sistema sanitario ya que en su caso es fragmentado, pero si tienen el riesgo muy elevado de contagio ya que la administración Trump de momento no dará ayuda a los ciudadanos, los cuales, por miedo a perder su trabajo, es posible que duden de hacer la cuarentena. Y el caso de Irán parece ser el de la anarquía total: hacer lo que se pueda sin estrategia alguna.
Estamos mejor preparados que nunca antes en la historia para hacer frente a la pandemia. Pero una vez más, la tecnología y los protocolos no parecen suficientes. La burocracia no va a la velocidad del virus. El estilo de liderazgo y de management importa y mucho. Y como todo lo que concierne al liderazgo y al Management y dada la compleja situación, estamos enfrentando coyunturas cambiantes para los cuales no existen ni pueden existir respuesta unívocas. ¿Cuál es el mejor enfoque? ¿Cuál puede generar mejores resultados y menores impactos? El tiempo dirá. Mientras tanto, muchos países aún tienen la oportunidad de observar y aprender.